¡Cuán equivocados estamos si todavía creemos que nuestros hijos serán niños todo el tiempo!
Y te lo digo yo, que hace dos días daba luz a mi primera hija y hoy ya es una adolescente librepensadora.
Muchas madres (y también padres) caeN en la trampa de olvidar su verdadera función: preparar a sus hijos e hijas para una vida adulta con sentido, propósito y bienestar.
Por eso hoy te brindo 3 secretos a modo de recordatorio para hacer eso posible.
Al final, la felicidad es nuestro principal objetivo, ¿verdad?
¿Qué te hace pensar que el suyo va a ser otro distinto?
Nos ha tocado ser educadores de una generación que en lugar de sangre tienen purpurina, en un mundo tan líquido como el agua, cambiante, digital, agresivo, difícil... MUY DIFÍCIL.
Y ellos van a requerir muchas más habilidades personales y sociales de las que hemos necesitado nosotros (que no son pocas).
Las estadísticas de paro juvenil, desmotivación adolescente, trastornos de hiperactividad en la infancia son abrumadoras. Pero nosotros (tú también) estamos aquí para revertir estos datos.
No es azar que estés leyendo esto ni que hayas llegado hasta aquí. Ya sois muchos los papás y las mamás que estáis educando con consciencia a vuestros hijos desde edades muy tempranas para prepararles para una adolescencia y una juventud complicada; ya sois muchos los papás y las mamás que os trabajáis a nivel personal para ser el referente que necesitan.
Porque sabéis y habéis comprendido que vuestros hijos no han venido a vosotros por casualidad, sino porque sois las personas perfectas para darles el entorno que necesitan para poder convertirse en quienes han venido a ser.
LAS 3 COSAS QUE DEBES TENER EN CUENTA PARA ACOMPAÑAR A TUS HIJOS HACIA SU PROPÓSITO DE VIDA:
1. TUS HIJOS NO SON TUYOS.
Tus hijos e hijas vienen al mundo a través de ti, tú les diste la vida, pero no por ello te pertenecen.
Hay padres (y también madres) que caen en el error de pensar que deben decidir por sus hijos: desde la ropa que se ponen, los amigos con los que juegan o la profesión que eligen.
NO TE CONFUNDAS.
Tus hijos vienen al mundo a través de ti, pero no te pertenecen. Deben vivir su propio camino para llegar a ser lo que están destinados a ser.
Es por ello que debemos acompañarles desde el amor y el respeto a lo que son, a sus preferencias, a su propio camino.
2. EL ERROR ES PARTE DEL APRENDIZAJE.
TUS HIJOS SE VAN A EQUIVOCAR. Asúmelo, es parte del camino.
Recuerda por un momento en cada una de tus caídas, en todas las decisiones nefastas, en todas tus "cagadas". ¿Cuántas de ellas te han llevado al lugar en el que estás? Si eliminaras de tu pasado alguno de tus errores, ¿serías quien eres?
Aceptar que nuestros hijos van a equivocarse, que van a hacerse daño, que van a llorar y a pasarlo mal, es más fácil de decir que de hacer. Es uno de los actos de amor más trascendentales.
Deja que cometan errores, sus errores, y pon tu hombro y ayuda cuando sea necesario, sin castigos, sin reprimendas. Que sepa siempre que nunca está solo. Ayúdale a que saque aprendizaje de cada una de sus experiencias desde la compasión. Guíale hacia la búsqueda de respuestas.
Esa es nuestra función como madres y padres: somos sus "maestr@s" de vida.
3. TUS HIJOS NO SON TÚ.
Aunque a menudo te veas reflejad@ en sus facciones, gestos y expresiones, su camino no tiene nada que ver con el tuyo y su vida no tiene por qué ser como la tuya.
Aprender a desidentificarse de los hijos es otro de los grandes aprendizajes para los padres y madres. Es importante que se haga antes de la adolescencia para que ésta pueda ser lo que es esta etapa: un momento de poner a prueba las relaciones, los límites, las reglas y la propia naturaleza.
No debemos dejar de transmitir desde el ejemplo, de ser aquello que nos gustaría ver en ellos, pero sin la expectativa de que sigan nuestros pasos. Debemos poner el camino por si algún día deciden caminar por él.
Tú vive tu vida, que ellos han venido a vivir la suya.
Abrazo, amor y paz.
Blanca.
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