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Ya no sirve.

Estamos viviendo en un continuo: YA NO SIRVE.

Parece que la obsolescencia programada ha llegado a los estilos educativos. También a la educación en el hogar.

No sirve el autoritarismo pero tampoco el Laissez-faire. Ni funciona educar con directrices rígidas y educar en el libertinaje tampoco pinta ir a buen puerto.


¿Qué debemos hacer, pues, como padres y madres, para ayudar a nuestros hijos a convertirse en seres adultos librepensantes y a la vez responsables de sí mismos?


¿Cómo les enseñamos a ser niños activos para que mañana sean adultos proactivos?


¿Cómo logramos que sobrevivan a la adolescencia y primera juventud?


¿Cómo logramos que lo hagan sin perder la cabeza y con la ilusión de construir un futuro mejor?



Pues aunque parezca increíble, es mucho más fácil de lo que se dice y se cree.


Lo único que necesita un niño para crecer fuerte y sano (física y emocionalmente) es un referente fuerte y sano; lo único que necesita una niña para ser responsable y saber lo que es mejor para ella, es un adulto que basa su vida en la responsabilidad y la autoconsciencia.


Así que la primera pregunta que debemos hacernos es:

¿SOY YO FUERTE, SALUDABLE, RESPONSABLE Y CONSCIENTE DE MÍ MISMO?


En este momento muchos padres y madres dejan de leer, porque aunque la solución es fácil, es también muy doloroso reconocer que a veces no somos el mejor ejemplo para nuestros hijos.


¿Cómo vamos a enseñarles a nuestros hijos a no aceptar condiciones laborales pésimas cuando nosotros mismos lo hacemos?


¿Cómo vamos a decirles que cuiden su salud cuando estamos contínuamente intoxicando nuestro organismo con azúcar, gas y químicos?


¿Cómo vamos a decirle que sean emocionalmente inteligentes si dejamos que el estrés rija nuestras vidas la mayor parte del tiempo?



Padres y madres hemos perdido el foco tanto que hemos olvidado lo más importante: ser nuestra mejor versión para inspirar su mejor versión.


Aunque tenéis algunas formaciones grabadas en la web (VER AQUI) y cada mes hacemos el curso de EL CEREBRO DEL NIÑO Y DEL ADOLESCENTE en vivo ( VER AQUI) , hoy quisiera dejaros escritos algunos recordatorios que, aunque parecen evidentes, de tan sencillos que son puede que no les demos la importancia que merecen. Y sí, son lo que marcan la diferencia.



Son como el BAJO en la canción: no se nota que está, pero si no está, la canción no suena bien,


Toma nota:

  1. Saluda a tus hijos y a tus seres más queridos con un abrazo en lugar de con dos besos. A tus hijos, abrázales cada mañana para desearles los buenos días.

  2. Di en voz alta lo feliz que estás cuando estás feliz. Dilo tantas veces como te acuerdes. Expresa la alegría cuando la sientas, habla de tu sensación de paz y bienestar en los momentos en que entres en contacto con el presente.

  3. Muérdete la lengua cuando tengas ganas de faltar al respeto, gritar o decir cosas de las que sabes que te vas a arrepentir. Guárdate aquellas palabras que nacen de la ira y no de tu esencia, porque en un rato desearás no haberlas dicho.

  4. Recuerda que cuando seas vieja no recordarás las habitaciones desordenadas ni los platos sin fregar. No pasa nada por llevar algún tiempo la ropa arrugada o tener los cristales sin limpiar.

  5. Siéntate junto a tus hijos a hacer nada, de vez en cuando, a hablar de la forma de las nubes, de la gente que te gusta o de tus sueños más locos. Habla sin decir nada, sin organizar, sin un objetivo. Simplemente, párate a ser, y da espacio para que ellos sean y hablen también, sin decir nada.

  6. Deja de aconsejar y de dar tu opinión. A nadie le importa. Cada cuál debe recorrer su camino y cometer sus propios errores. Deja que el tiempo ponga cada cosa en su lugar.

  7. Cuida cómo te hablas y cómo hablas a los demás; no permitas que las palabras hieran a nadie. Si vas a decir algo malo de tu persona o de otro, mejor no lo digas.


7 recordatorios sencillos que nos ayudan a ser mejores personas y mejores referentes para nuestros hijos e hijas.

No olvides que el cambio empieza en uno mismo, y que aquello que vemos que le falta al mundo, es lo que le hemos venido a dar.


Gracias por no olvidarlo.

Sigamos juntos en este camino.


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