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Escribir y no escribir, dos grandes problemas.

En un momento socioeducativo como el actual, tenemos el deber de recordar que la escritura es un proceso fundamental para el desarrollo de la inteligencia, la maduración neurológica y la estimulación del aprendizaje en general.


Sin embargo, escribir sí (Y MUCHO), pero escribir antes de tiempo no solo es absurdo sino totalmente contraproducente.


Gran bretanya a los 5, China a los 6, Finlandia a los 7; mientras, en España, encontramos colegios que empiezan la práctica de la escritura a los 3.


¿Quién lo hace mejor? ¿Quién lo hace mal?


Este artículo no tiene por objeto señalar culpables, sino ayudar a entender porqué se debe de eliminar la escritura de las aulas de infantil. Verás porqué desde la neuroeducación se defiende escribir mucho, y porqué se promueve no hacerlo hasta la primaria. No son políticas educativas: es ciencia.


En primer lugar, hemos escuchado numerosas veces que los infantes no tienen el cerebro suficientemente desarrollado como para abstraer el lenguaje hasta el punto de convertirlo en símbolos (o letras), con lo que el proceso de la escritura carece de sentido para la mayoría (siempre encontramos excepciones que muestran un interés y habilidad en la lectoescritura en edades excepcionalmente tempranas).


Y además de las numerosas áreas cerebrales que intervienen en el proceso de la escritura que no están maduras todavía antes de los 6 años, nos econtramos con una realidad orgánica que lo dificulta todavía más:



En esta imagen vemos una clara diferencia entre la mano de un preescolar y la de un niño de 8 años. Una imagen vale más que mil palabras, y en este caso, escritas.


Salvo excepciones, el aprendizaje de la escritura en la etapa infantil suele ser traumático y frustante para el infante, ya que aunque le ponga toda la intención, su naturaleza no le permite hacerlo como el adulto espera o le exije.

Así, se generan ciertos bloqueos internos que aparecen más tarde traducidos en aversión al aprendizaje, rechazo al estudio, negación a la lectura.


De hecho, muchos expertos sugieren que si se comienza la enseñanza formal de la lectura muy temprano, es posible que los niños aprendan a leer y escribir, pero si observamos a esos niños a la edad de 11 y 12 años, veremos que lo hacen mucho mejor aquellos que tuvieron un aprendizaje más informal a edades más tardías.


Cuando se le fuerza a ello y el niño no está preparado para leer y escribir antes de los 6 años, lo único que se consigue son estas 6 cosas:


1 - El niño puede sufrir un rechazo y un bloqueo por lo que se frenaría el aprendizaje natural y le haría mucho más difícil al niño en lugar de una aventura feliz.

2 - Podría tener más faltas de ortografía en un futuro debido a un mal aprendizaje.

3 - Sentimiento de frustración, sobre todo si ve que otros niños de la clase son capaces de escribir letras o leer sílabas y él no.

4 - Baja autoestima, un sentimiento de inferioridad frente al resto de compañeros.

5 - Pérdida de interés por la lectura y la escritura.

6 - Desmotivación, ya sea por miedo a no poder hacerlo o ansiedad ante el desafío.


Es cierto que hay una cierta preocupación en la mente del adulto en preparar al niño para la siguiente etapa. Sin embargo, debemos tener presente en este caso, que la mejor manera de prepararle para la siguiente etapa es garantizar que el niño desarrolle todo lo que tiene que desarrollar en la etapa en la que está. Así pues, en esta etapa infantil, padres, madres y docentes, debemos facilitar la adquisición del control corporal, de la motricidad fina, de la capacidad comunicativa, empática y relacional, de la autoconsciencia y de la consciencia espacial.


De nada nos sirve, en el caso de la preescritura , ponerle una ficha al niño para que sigan con lápiz un trazo, cuando ni siquiera han tocado, sentido, acompañado un trazo, etc. Hay que preparar antes, todos los movimientos y la musculatura y en este caso es preparar las manitas. Hay que mostrar materiales que aíslen la dificultad y donde el niño pueda experimentar y ser el protagonista de su propio aprendizaje, porque ¨las manos son el instrumento de la inteligencia¨:


Actividades con plastilina, rompecabezas, jugar con elementos de la naturaleza, experimentar con el movimiento, estimular la comunicación e interacción social...



Todo ello forma parte de la fase de preescritura.

Y más tarde, cuando cuerpo y cerebro está adecuadamente desarrollado y propicio para el aprendizaje de la escritura, Y NO ANTES, vamos a utilizarla como la maravillosa herramienta que es para el desarrollo de la inteligencia a todos los niveles.


Con la introducción de la tecnología en el aula, se está sustituyendo la escritura a manual por la escritura en teclado, y eso es un asunto preocupante.


Pues la escritura requiere la utilización de todas las estructuras cerebrales funcionando de manera conjunta y coordinada estructuras asociadas al pensamiento, al lenguaje y a la memoria. El acto de escribir requiere un alto nivel de especialización y coordinación hemisférica, ya que implica la integración de movimiento, tacto, e ideas, necesario para plasmar nuestras ideas en un soporte físico. Y por lo tanto la escritura impulsa la inteligencia.


El sistema neuroescritural es un sistema complejo y multicomponente. La escritura implica la activación de varias áreas cerebrales y su coordinación.

Al escribir llevamos a cabo las siguientes actividades mentales:

•Organizamos las ideas para plasmarlas. •Coordinamos nuestra vista con nuestro movimiento de la mano. •Sintetizamos nuestras ideas.

Las funciones de los diferentes lóbulos cerebrales implicados en la acción de escribir son las siguientes: •Lóbulo frontal: se encarga de las funciones de razonamiento y abstracción de lo que se va a escribir y de planificar la disposición en el soporte. •Lóbulo Temporal: Discriminación grafico fonológica, se trata de identificar cada sonido con la letra que le corresponde. •Lóbulo Parietal: Coordinación óculo-manual para dar lugar al escrito. •Lóbulo Occipital: Reconocimiento de las diferentes letras escritas.



La escritura manual constituye un ejercicio mental, que estimula constantemente el desarrollo de conexiones neuronales y contribuye a la autorregulación, la autodisciplina, la voluntad y la perseverancia. La neurociencia ha demostrado que escribir a mano contribuye a la expansión cerebral y a impulsar la inteligencia.



Los avances en neurociencia dejan claro que escribir es un excelente ejercicio para todos. En el caso de los niños, la escritura supone un recurso irremplazable, de incalculable valor pedagógico. Ya que escribir implica poner en marcha tres procesos:

•Percepción: proceso a través del cual se capta los estímulos necesarios, como el tipo de soporte sobre el que escribir, las herramientas para escribir y la orden sobre lo que hay que escribir. •Decisión: proceso mediante el cual se decide y planifica lo que se va a escribir. •Ejecución: proceso que implica la coordinación para dar salida al texto escrito.


Es fundamental dotar a los niños de experiencias para escribir, donde puedan desarrollar y perfeccionar esta habilidad. Escribir impulsa su inteligencia y es una acción completa que requiere un funcionamiento cognitivo completo que va a contribuir a impulsar su lenguaje, pensamiento, memoria, emociones, etc…


Pautas para emplear la escritura como herramienta para impulsar la inteligencia:

•Hazles escribir cada día. No importa sobre que, ni tampoco la cantidad. Al principio es normal que los niños se muestren reacios, ya que escribir puede ser una ardua tarea que requiere un esfuerzo mental importante. Sin embargo, a medida que escriben les costará menos hacerlo. •Procura enseñarles una buena postura para escribir. El cansancio muchas veces viene de una mala postura y no del acto mismo de escribir. •Fomenta su gusto por la escritura y enséñales a ayudarse de la escritura para pensar. Enséñales a anotar ideas, a hacer esquemas, mapas conceptuales, etc. •Regálales una libreta, diario, agenda donde puedan escribir sus cosas. •Déjales su intimidad, tampoco es necesario que leas todo lo que escriben. •Animales a escribir tanto sus ideas como sus sentimientos. Es un buen ejercicio que contribuye a su desarrollo emocional.


Por ello, la escritura manual es una práctica que debe de ser mantenida y protegida en las aulas y hogares, así como una etapa de preescritura que contemple el nivel madurativo del niño y su desarrollo físico y neurológico.


Escribir sí, y mucho, pero nunca antes de tiempo.




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